Para que se hable de una educación de calidad y que sencillamente no se mantengan los parámetros establecidos del siglo XX, es imprescindible que se establezcan tres parámetros:
1. Permanencia de la horizontalidad social.
2. Apertura del trabajo colectivo.
3. Énfasis en la inteligencia colectiva.
Todo ello para construir un verdadero aprendizaje, a través de clases personalizadas para que el alumno pueda desarrollar críticas con fundamento y posea seguridad.
Sobre todo, los auténticos maestros deben lograr en sus adoctrinados la idea de que leer un texto es leer la realidad y no ensimismarlos a la lectura tan sólo de ficción que los conduce a pensar tan solamente en las utopías de la vida.
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