lunes, 30 de noviembre de 2015

TEORÍAS PEDAGÓGICAS DE JOAQUÍN CASTILLO

Lo definitivo en educación integral es sentir y vivir con plenitud y autenticidad cada acto que realicemos, no para ganar o tener más, sino para ser más.

En síntesis, se trata de una concepción de lo técnico donde para Hacer se requiere cada vez más del poder Saber, pero un poder del saber que supone Ser, es decir, involucrarse holísticamente en la comprensión de la realidad , de modo que cada persona sea científica, técnica, educadora, empresaria, deportista o política, excluya de su proyecto de vida prácticas manipuladoras y degradantes de su entorno y ambiente, tratando de sacar las ventajas posibles de su posición, desde su poder y saber fraccionados, para integrar una visión contextualizada, global y totalizadora de los procesos de la realidad que conforman su mundo vital.

Los procesos y hechos educativos de formación, de transmisión y reconstrucción del saber social, de recreación cultural, son escenarios de profundas confrontaciones sociales y políticas, donde el aula es un espacio de contradicción social que reproduce el conflicto y las diferencias de la sociedad: espíritu científico versus dogmatismo, autoritarismo versus autonomía y participación, racismo versus humanismo.


Educar, entonces, es realizar la formación misma del hombre, sus conocimientos, sus valores, las convicciones, y en fin, el desarrollo de la personalidad humana en los individuos para hacerlos seres vitales de su época.

La Pedagogía como ciencia crítica pretende significar la relación pedagógica como mediadora institucional de la relación del hombre con la naturaleza, consigo mismo y con los otros hombres.

La Pedagogía Problémica tiene por objeto central, tanto en sus categorías como principios y métodos, desarrollar las capacidades y potencialidades creadoras del sujeto humano, reivindicando la independencia cognoscitiva del alumno en la construcción del saber y la cultura.


El concepto “educación” denota los métodos por los que una sociedad mantiene sus conocimientos, cultura y valores y afecta a los aspectos físicos, mentales, emocionales, morales y sociales de la persona. El trabajo educativo se desarrolla por un profesor individual, la familia, la Iglesia o cualquier otro grupo social.

Los sistemas de educación en los países occidentales se basaban en la tradición religiosa de los judíos y del
cristianismo.

Durante el siglo XVIII se estableció el sistema escolar en Prusia; en Rusia empezó la educación formal bajo Pedro el Grande y sus sucesores; también se desarrollaron escuelas y colegios universitarios en la América colonial y se implantaron reformas educativas derivadas de la Revolución Francesa.

El teórico educativo más relevante del siglo XVIII fue Jean-Jacques Rousseau, nacido en Ginebra. Su influencia fue considerable tanto en Europa como en otros continentes. En Emilio (1762) insistió en que los alumnos debían ser tratados como adolescentes más que como adultos en miniatura y que se debe atender la personalidad individual. Entre sus propuestas concretas estaba la de enseñar a leer a una edad posterior y el estudio de la naturaleza y de la sociedad por observación directa. Sus propuestas radicales sólo eran aplicables a los niños; las niñas debían recibir una educación convencional.

El siglo XIX fue el periodo en que los sistemas nacionales de escolarización se organizaron en el Reino Unido, en Francia, en Alemania, en Italia, en España (Ley Moyano, de 1858) y en otros países europeos. Las nuevas naciones independientes de América Latina, especialmente Argentina y Uruguay, miraron a Europa y a Estados Unidos buscando modelos para sus escuelas. Japón, que había abandonado su tradicional aislamiento e intentaba occidentalizar sus instituciones, tomó las experiencias de varios países europeos y de Estados Unidos como modelo para el establecimiento del sistema escolar y universitario moderno.

A comienzos del siglo XX la actividad educativa se vio muy influida por los escritos de la feminista y educadora sueca Ellen Key. Su libro El siglo de los niños (1900) fue traducido a varias lenguas e inspiró a los educadores progresistas en muchos países. La educación progresista era un sistema de enseñanza basado en las necesidades y en las potencialidades del niño más que en las necesidades de la sociedad o en los preceptos de la religión.

El siglo XX ha estado marcado por la expansión de los sistemas educativos de las naciones industrializadas, así como por la aparición de los sistemas escolares entre las naciones más recientemente industrializadas de Asia y África.

La característica común del siglo XX con respecto a la educación, es la democratización de la misma y la enseñanza, extendida por países europeos y americanos especialmente y, además, llevar la educación gratuita y obligatoria no sólo a nivel primario sino, también al secundario.

El siglo XX constituye un verdadero movimiento reformador de la pedagogía, cuya tendencia consiste en darle a la educación un carácter activo. La educación innovadora adquiere la profundidad de su significado y, además, se desarrolla en forma de tendencias grupales.

Froebel, como continuador de Pestalozzi es otro gran precursor de esta educación. Más tarde aparecen otros representantes, entre ellos Tomás Arnoldt, Horacio Mann, Sarmiento y otros.

Los métodos de la educación nueva son los siguientes: Método de Montessori, Método de Mckinder, Plan Dalton.
Estos son de trabajo individual: Método Decroly, Sistema de Winnetka, Plan Howard.
Estos son de trabajo individual colectivo: Método de Proyectos, De enseñanza sintética, Técnica de Freinet.
Estos son de trabajo colectivo: Método de equipos, De Cousinet, Plan Jena.

El mundo ilustrado de Comenio

Su reforma educativa estaba íntimamente ligada a una renovación moral, política y cristiana de la humanidad. Su método pedagógico tenía como base los procesos naturales del aprendizaje: la inducción, la observación
personal, los sentidos y la razón.

Él afirmaba que si los hombres conocieran la verdad, reinaría entre todos la armonía completa. Y una armonía general sería la paz. Aspiraba a la reconciliación de las iglesias y al perfeccionamiento de la sociedad humana. Sostuvo fuertes disputas con algunos opositores de la Hermandad y adversarios suyos. 


El pensamiento y la entrega de Pestalozzi (1746-1827) ocupa, aún hoy en nuestros días, la atención de filósofos, psicólogos y pedagogos, con el interés que despierta una de las obras educativas más trascendentes, si se juzga a partir de la profunda influencia que legó, incluso más allá de las fronteras del siglo XIX europeo, a los educadores del presente.

Biógrafos, historiadores y críticos reconocen la generosidad y autenticidad de los sentimientos que guiaron las experiencias pedagógicas del discípulo de Rousseau,  inscritas en un marco de profundos cambios en la sociedad y en la cultura.

El modelo froebeliano centra el juego como procedimiento metodológico principal, creando materiales específicos con el fin de transmitir el conocimiento, a los que denomina dones o regalos, y que están constituidos por una serie de juguetes y actividades graduados. Concibe la educación como la posibilidad de promover la actividad creadora, espontánea y libre del niño, mediante el juego.

Entre los principios específicos se señalan la importancia de una educación temprana, ofreciéndole estímulos
adecuados, o favoreciendo tendencias y actitudes de curiosidad que existen en los niños; y el valor educativo del juego, como actividad propia del niño pequeño, y que es necesario favorecer.

Por su aguda crítica a la civilización y la cultura, y su audaz desprecio a la idea de un progreso o mejora de la humanidad fundamentado en el uso de la razón, Rousseau se convirtió en uno de los pensadores más atípicos de la ilustración, anticipándose a las tesis que mantuvo posteriormente el Romanticismo. Frente a la fría racionalidad heredera del racionalismo, defenderá el sentimiento y la pasión como valores intrínsecos y esenciales al ser humano; valores que habían sufrido un enorme menoscabo y en cuyo desdén arraigaban los pilares de la cultura occidental.

Este método consta de dos componentes clave para que el niño tenga un buen desarrollo educativo; estos son: el medio
ambiente, incluyendo los materiales y ejercicios pedagógicos, y las maestras o guías que preparan ese medio ambiente.
Sobre el medio ambiente es importante conocer tres aspectos fundamentales:
· En primer lugar, la Dra. Montessori consideraba al medio ambiente como secundario a la propia vida.
· En segundo lugar, el medio ambiente debe ser preparado cuidadosamente para el niño, por un adulto
inteligente y sensible.
· En tercer lugar, el adulto debe participar en la vida y el crecimiento del niño dentro de ese medio ambiente. Por ello las guías que trabajan en las instituciones que ejercen este método desempeñan un papel crucial en el medio ambiente del niño.


Ovide Decroly, pedagogo y educador belga, fundó en 1907 L'Ecole de L'Ermitage en Bruselas. El contacto permanente que Decroly sostuvo con niños de escuelas ordinarias y de instituciones especializadas, lo llevó a obtener logros perdurables en el campo de la pedagogía, que se manifiestan en el método global de lectura y en la globalización de la enseñanza.


Según Dewey

La educación centrada en el alumno
La autoexpresión.
Actualizacion de capacidades.
El plan de estudios integrado.
La construcción del conocimiento.
La agrupación heterogénea.
Los grupos del estudio cooperativos.
La escuela como la comunidad.
La experiencia práctica.
Reconocimiento de la diversidad.
Maestros como asesores.
El pensamiento crítico.

Esencialmente, la teoría de Piaget  es:
· Genética, en cuanto los procesos superiores surgen de mecanismos biológicos, arraigados en el desarrollo del sistema nervioso del individuo.
· Maduracional, porque cree que los procesos de formación de conceptos siguen una pauta invariable a través de varias etapas o estadios claramente definibles cuando aparecen en determinadas edades.
· Jerárquica, en cuanto las etapas propuestas tienen que experimentarse y atravesarse en un determinado
orden antes que pueda darse ninguna etapa posterior de desarrollo.

En la actualidad, la educación Colectivista propuesta por Makarenko, se considera una propuesta pedagógica integral, que concreta una posición ante el mundo y se vincula a una práctica política y económica. Frente al reto que constituye armonizar los intereses sociales con los particulares de los educandos, Makarenko responde involucrando a éstos en la búsqueda de soluciones a los problemas cotidianos; haciendo los copartícipes en la organización de la vida escolar y productiva, generando lazos de colaboración, respeto, autoridad compartida y disciplina. El logro obtenido con esto, consistió en formar personalidades productivas y solidarias con su pueblo y la Nueva Sociedad.

Su mayor contribución pedagógica la constituyó su visión del niño, del trabajo y de la sociedad como elementos indisociables y complementarios en el contexto educativo: “El trabajo intelectual, decía Freinet, es completamente equiparable al trabajo practico y manual” (E. Freinet, 1988).

Hoy en día aquel maestro que se incline por llevar a la práctica las ideas del maestro Freinet, hace hincapié en la educación de valores como la democracia, la libertad de expresión, la comunicación, el compromiso, la responsabilidad y el trabajo de equipo.

Herbart diseñó un sistema educativo amplio y completo, aplicable tanto con adolescentes como en la primera infancia.

Este método se funda en la experiencia y en la historia natural del espíritu. La educación, tal como la concibe Herbart, aspira sobre todo a formar al individuo. Es una educación altamente moral, la cual proclama que el fin supremo de la instrucción es la moralidad y la virtud.

La relación alfabetización, lectura, escritura, poder, lenguaje, comunicación –y los propios instrumentos de ésta: los medios–, están presentes en el pensamiento freireano y se constituyen en ejes, a partir de los cuales se piensa la práctica educativa. Esta práctica, tiene por finalidad ayudar al hombre y a la mujer a desarrollar una consciencia crítico-reflexiva, que les permita evitar o liberarse de la manipulación que los sujeta a situaciones que no les favorecen.



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